Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.
Juan 15, 9-17
Reflexiones del Cardenal Schönborn sobre este pasaje:
"Fue en una tarde de mayo de 1991, así que hace 21 años. Acababa de recibir el mensaje que el Papa Juan Pablo II me nombraba obispo auxiliar de Viena. Emocionado, confuso, lleno de preguntas, me senté en el autobús para ir a mi alojamiento en las afueras de Roma. Un viaje sin fin en un autobús traqueteante, ruidoso, viejo. A todos los que se quejan del transporte público de Viena, les recomiendo que vivan algún tiempo en Roma, dependiendo del transporte público. Les garantizo que descubrirán qué maravillosa es Viena y se dejarán de quejar!
En este largo viaje en autobús me venía a la mente una y otra vez una palabra de Jesús: "a vosotros os llamo amigos"! ¿Por qué esta palabra que se encuentra en el evangelio de hoy? ¿Qué me tocó tanto de esta palabra en ese momento para que yo la tomara como mi lema para el episcopado?
Hoy, muchos años después, puedo decir: que sigue siendo para mí una de las palabras más importantes de Jesús. Es de una gran influencia en mi vida y determinante: "Yo no os llamo más siervos ... sino que a vosotros os llamo amigos". La amistad para mí es el "elixir de la vida". Ella da sostén y consolación, es refrescante y alentadora. ¿Qué hace que se dé una amistad? ¿Cómo se desarrolla? ¿Qué la mantiene en vida? ¿Y qué la pone en riesgo?
Hoy en día, muchas personas tienen los así llamados "amigos" de Facebook, algunos cientos, otros miles. Yo creo que podemos tener muchos conocidos, amigos de confianza son generalmente un número limitado. Jesús llamó amigos a los Doce Apóstoles. También menciona la razón de su amistad: "Les he dicho todo lo que he oído de mi Padre." Los amigos comparten lo que saben, comparten sus experiencias. Por lo tanto, uno debe conocerse y eso lleva tiempo. El que dedica muy poco tiempo para la amistad, perderá a sus amigos. Esto también se aplica a la amistad con Jesús. La cual está viva si me tomo tiempo para el silencio, para la oración, tiempo para Jesús. Nunca es tiempo perdido. Cuántas veces se pierden horas enteras delante de la televisión!
La amistad prospera si me intereso por el otro, compartiendo la alegría y la tristeza con el amigo, participando de sus preocupaciones. Es una de las experiencias más fuertes de mi vida,
que los amigos hayan estado a mi lado en los momentos difíciles. Jesús muestra hasta dónde puede llegar esta donación por el amigo: "No hay mayor amor que el que da su vida por sus amigos." Eso hizo Jesús. Cuando Pablo se dio cuenta de hasta qué punto llegó la amistad personal de Jesús para con él, quedó desconcertado: "Me amó y se entregó por mí."
¿Qué hace que la amistad dure? Que los amigos tengan un mismo querer, que encuentran su alegría en esto, tener unidad de intención con el otro. Por lo tanto, la amistad con Jesús se define en esto: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando." Una pregunta más: ¿se puede tener amistad con Dios? Él - invisible y eterno. Nosotros - hombres mortales! Justamente esta brecha la ha colmado Jesús. Él es Dios y hombre. Así que podemos ser amigos hasta de Dios ".